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Ansiedad. Combatir los síntomas

 

La ansiedad es actualmente junto con la depresión, uno de los principales motivos por los que la gente acude a terapia psicológica, con el objetivo de combatir sus síntomas. Dicho así, ¡parece el mal de nuestro tiempo!

Pero, ¿Qué es la ansiedad?

Todo empieza con un estímulo desencadenante este puede ser interno, por ejemplo un pensamiento negativo o una tensión, dolor o sensación física, o el estímulo puede ser una situación externa. En cualquiera de los casos la persona lo percibe como potencialmente amenazador. Después de esta primera valoración, aparece una emoción que nos pone en estado de alerta. Tras una segunda valoración sobre sus capacidades para manejarlo, el sujeto se ve a sí  mismo ineficaz o sin recursos  para enfrentarlo.

Esto genera un bucle de pensamientos negativos e inmediatamente el cerebro empieza a enviar señales al sistema nervioso, tras lo cual aparece una respuesta emocional defensiva.

La reacción que genera se manifiesta a tres niveles: Cognitivo con una serie de pensamientos recurrentes caracterizados por la focalización en lo negativo.

A nivel fisiológico se perciben cambios en la tasa cardiaca, la respiración mas agitada, puede aparecer sudoración, alteraciones en la tensión muscular, o molestias gastrointestinales.

A nivel conductual u observable, la ansiedad se manifiesta con inquietud motora, conductas como fumar, la ingesta compulsiva o consumo de sustancias, hiperactividad, dificultades para la comunicación o la evitación de situaciones temidas.

Cuando estos cambios son repetitivos o persisten en el tiempo pueden provocar importantes desórdenes psicológicos y físicos, tales como dolores de cabeza, alteraciones en el sueño,  contracturas musculares, o problemas de carácter sexual.

Frecuentemente dotamos a nuestros pensamientos del poder  y la fuerza que no tienen, al considerar que son la verdad absoluta y que merecen nuestra credibilidad.  Adelantar pensamientos negativos de futuro y enfrentarnos a situaciones desconocidas con una percepción negativa suelen ser la antesala de  altos niveles de ansiedad.

Si quieres saber más sobre el origen y la cualidad de los pensamientos negativos te recomiendo leer este interesante artículo.

En términos generales, la ansiedad es des adaptativa, cuando nuestra respuesta a la situación que se percibe como potencialmente amenazadora  y la intensidad de la emoción es desproporcionada con respecto al peligro real.

Podemos incluir en los llamados trastornos de ansiedad los siguientes:

  • Fobia específica
  • Fobia social
  • Trastorno de ansiedad generalizada
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Trastorno de pánico

El estado de ansiedad prolongado en el tiempo, produce altos niveles de activación que puede ser perjudicial para la salud física y psicológica. A nivel consciente podemos sentir inquietud, falta de concentración, de energía, bajo rendimiento en el trabajo, así como fatiga física y mental.

Si  sientes que la descripción que hemos hecho hasta ahora define claramente lo que tú estás viviendo,  no dudes en ponerte en manos de un profesional. El te dará las claves para empezar a recuperar tú bienestar.

Actualmente existen psicoterapias de demostrada eficacia que pueden mejorar o resolver el problema en unos meses. Así, la psicoterapia Cognitivo Conductual te ayudará a tener más control sobre las situaciones presentes; aunque para que esta sea efectiva, es necesario trabajar primero las experiencias vividas en nuestro pasado que estén conectadas emocionalmente con el problema. De esto último se encarga la terapia con EMDR.

 

A pesar de todo lo dicho, no debemos olvidar que la ansiedad es una emoción natural integrada en la personalidad al igual que la alegría, el enfado, la tristeza o el miedo. Además también  es funcional, es necesaria para sobrevivir cuando estamos ante un peligro  y nos aporta la activación necesaria para desempeñar una buena ejecución.

Las emociones tienen la característica de ser compartidas en mayor o menor medida  por todos los humanos, independientemente de la raza y cultura.

Por lo tanto, vamos a desechar la connotación negativa que siempre ha tenido para poner el foco de atención en la energía que genera. Vamos a reconducirla para un uso positivo y vamos a empezar a verla como una herramienta útil.

Un nivel óptimo de  ansiedad nos permite ser curiosos, ampliar conocimientos, fortalecer la creatividad, mantener la concentración. Sirve para reaccionar ante situaciones adversas, luchar por nuestros sueños y conseguir objetivos.

MATILDE SOTO PSICÓLOGOS. Telf: 628 628 378

Ciberbullying, nueva forma de acoso en menores

En los últimos años los avances en tecnología han aumentado a una velocidad vertiginosa, tanto es así que incluso nos hace pensar que si nuestros abuelos levantaran la cabeza no darían crédito a lo que verían.

Ordenadores, teléfonos móviles y un montón de aparatos más, inundan nuestras casas y nos hacen la vida más fácil.

Los cambios que se han producido con la llegada de la tecnología abarcan todos los ámbitos, ha cambiado la forma de comunicarnos, las herramientas de trabajo, el mercado, el consumo y todos estos cambios como era de esperar, han influido también en el estilo de vida.

Si hablamos de comunicación, la forma en que lo hacen nuestros jóvenes ha dado un giro importante, las redes sociales se han impuesto de tal forma que es casi obligado que los chavales estén en disposición de ellas, para mantener un nexo de comunicación con los demás.

Por lo tanto, la forma de relacionarse es diferente y aunque internet ofrece nuevas vías para hacerlo y amplia nuestro campo de interacción, no todo el mundo lo utiliza con fines tan bondadosos. Hay  personas que se sirven de internet para agredir a otras, esto se está viendo desafortunadamente con bastante frecuencia entre la población más joven.

El acoso cibernético se produce cuando alguien utiliza las nuevas tecnologías  especialmente internet y las redes sociales para agredir verbalmente, atacar, humillar o mentir sobre otra persona. Estos individuos actúan solos o en grupo y derrochan una gran hostilidad y agresividad con la intención de generar en su víctima un daño psicológico.

Desde luego con los medios que utilizan para ese fin, estos agresores no solo  consiguen hacer daño sino también a veces destruir a la persona psicológicamente, porque si a esa edad las cosas que más importan son los amigos, las relaciones con los iguales y las opiniones de los demás, nos podemos hacer una idea de la magnitud que alcanza el daño provocado por la humillación o el  insulto cuando se difunde por medios tan rápidos, amplios y directos como internet.

El acosador o acosadores utiliza para sus fines: intimidaciones, fotos, mensajes anónimos, suplantación en las redes sociales, bromas crueles, videos, imágenes de contenido sexual, todo este material es fácil obtenerlo por la ventaja que les da las cámaras de los teléfonos móviles, disponibles en cualquier momento.

Dentro de este tipo de acoso, uno de los más frecuentes es el ciberacoso escolar. Los perpetradores  no agreden directamente al niño, si no que las amenazas y los insultos los trasladan por internet a blogs o redes sociales haciendo público datos personales de la víctima. Por lo general el ciberacoso escolar esta unido también a un acoso frontal en la escuela.

La intención del acosador es paralizar y desestabilizar a la victima destruyendo su autoestima y confianza y anulando su capacidad de respuesta. Así los agresores se engrandecen y adquieren poder.

Las cualidades componentes del ciberacoso serían:

-Suele haber un desequilibrio de poder que favorece al agresor, quien encuentra en su víctima alguna debilidad.

-Con frecuencia la víctima ya está excluida socialmente en el entorno escolar.

-Los perpetradores actúan de forma reiterada y deliberada.

-La víctima en ningún momento provoca al agresor.

El autor o autores pertenecen al grupo más grande.

Si comparamos la agresión física personal con el ciberacoso, tenemos que decir que ambas son violentas; si bien algunos opinan que la primera es de mayor gravedad al entrañar un daño físico y ser más visible otros dicen que el daño psicológico en cuanto a la humillación, la vergüenza, la impotencia y el deterioro en las relaciones sociales es mucho peor.

Como vemos, desgraciadamente detrás de todas esas tecnologías que nos proporcionan cambios y mejoras en nuestra vida, también se esconde el mal uso que algunos hacen de ellas. Ante esto tenemos que estar atentos y denunciar cualquier indicio que observemos en este sentido y para los niños que se vean afectados por esto, lo aconsejable es que lo antes posible reciban ayuda de un profesional.

 

Matilde Soto Psicólogos. TLF: 628 628 378